Franz Schubert
Nació en el año 1797 en las proximidades de la misma Viena que acogió a Haydn, Mozart y Beethoven. A menudo se le considera el último gran representante del estilo clásico que llevaron a su máximo esplendor esos tres compositores y uno de los primeros en manifestar una subjetividad y un lirismo inconfundiblemente románticos en su música.
El lied para canto y piano, uno de los géneros paradigmáticos del Romanticismo, encontró en él a su primer gran representante, cuyas aportaciones serían tomadas como modelo por todos los músicos posteriores, desde Robert Schumann hasta Hugo Wolf y Gustav Mahler. Hijo de un modesto maestro de escuela, Schubert aprendió de su padre la práctica del violín y de su hermano mayor, Ignaz, la del piano, con tan buenos resultados que en 1808, a los once años de edad, fue admitido en la capilla imperial de Viena como miembro del coro y alumno del Stadtkonvikt, institución ésta en la que tuvo como maestro al compositor Antonio Salieri.
En su breve vida compuso también nueve sinfonías, entre las que se destacan la octava (Inconclusa, 1822) y la novena (La grande); veinticuatro cuartetos, de los cuales los más célebres son La muerte y la doncella y el Cuarteto en sol mayor; un octeto en fa mayor y el famoso quinteto La trucha; veintidós óperas, entre las que se cuenta Rosamunda, de 1820; misas y motetes; numerosas obras para piano: sonatas, momentos musicales e impromptus. Toda su música se caracteriza por un rico colorido instrumental, riqueza armónica y melódica y exaltación romántica.
Finalmente, falleció en Viena en el año 1828.
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